Existe la creencia (que data del siglo XVIII) de que la persona que bebe del agua que brota de la Fuente del Inisterio (situada en una céntrica plazoleta de la ciudad de Sucre) adquiere una poderosa inteligencia si bebe con mesura, pero corre el riesgo de enloquecer si sobrepasa de medida. Así, cuando algún mandatario boliviano, prefecto o alcalde no aplicaba una buena gestión se le pedía que bebiese “agua del Inisterio”.
Estas "aguas de la sabiduría" brotaban originalmente de una vertiente subterránea que desciende del cerro Sica Sica, y a ella atribuía la tradición el talento y brillantez de los jurisconsultos de la ciudad de La Plata.
Se dice que en una ocasión varios intelectuales se propusieron ahondar sobre las supuestas bondades de esas aguas por lo cual enviaron muestras a laboratorios del exterior y el informe reveló que poseían elementos metálicos y otros totalmente diferentes al agua potable corriente.
Pero si ya es una locura derivar la inteligencia del agua que se bebe, lo es más aún pretender reponer la instalación de la fuente del Inisterio con aguas subterráneas mineralógicas, con el argumento de que actualmente el líquido es abastecido por la red de ELAPAS (la empresa local de agua potable) y que por ello ha perdido sus virtudes.
Quien fuera Director del Programa de Rehabilitación de Áreas Históricas de Sucre (PRAHS) hasta diciembre del año 2009, arquitecto Francis Arce, planteó formal y seriamente no solo la instalación de la fuente con aguas mineralógicas, sino además la construcción de un complejo arquitectónico, iluminación adecuada y hasta un retén policial.
Esta es otra pincelada en la bella acuarela que pinta a la ciudad de Sucre como una “Sucre de Locos”, la singularísima capital boliviana