Uno de mis apuntes, escrito con palabras abreviadas y seguramente al vuelo varios años atrás, retornó a mis manos hace unos días. Lo tenía en medio de una biografía de Víctor Paz Estenssoro y releyéndolo se me ocurrió hacer una analogía entre los gobiernos del MNR y el actual, que –tempranamente- comienza a colisionar con sus bases sociales.
Durante su tercer y último mandato el presidente Víctor Paz Entenssoro, sufrió una repentina dolencia que le impedía continuar con su trabajo administrativo. Tenía apilados cientos de expedientes para firmar en el despacho presidencial y –de pronto- la mano derecha rígida y adolorida. Se llamó al médico de cabecera, de apellido Bieter -me parece-, quien llego casi inmediatamente. El entonces presidente de la república agradeció la prontitud y le relató su afección. Enterado del problema este avispado Galeno solicitó a su paciente que le cuente cual era la rutina de su despacho y le pidió que escribiera algo. Como Paz Estenssoro preguntara qué quería que escribiera, éste respondió que ponga en un papel lo primero que le llegara a la mente. Paz Estenssoro escribió: “¡Viva Bolivia!” e inmediatamente afloró el diagnóstico: “Neuritis de contacto por enfriamiento”. Regularmente y por varias horas Paz Entenssoro firmaba documentos sobre la fría superficie de vidrio de su escritorio. Algo normal si se considera el clima típico paceño, pero que terminó lesionando las terminales nerviosas de la mano presidencial. Tres inyectables de vitamina B y la recomendación de elevar la temperatura del despacho resolvieron la dolencia.
A veces un pequeño gesto humano puede servirnos para recordar algo trascendental. En este caso digamos que, en ocasiones, el que debería ser un vehemente y constante amor por la patria y sus gentes se entumece, se enfría. Y es que Paz Estenssoro está vinculado indisolublemente a la historia boliviana por sus tres periodos presidenciales y su intensa vida política. Aun poseo su breviario de “El pensamiento revolucionario de Víctor Paz Estenssoro”, cual pequeño “Libro Rojo de Mao”, dedicado de su puño y letra para mi padre en esos tiempos de la Revolución Movimientista. Este representante del ala izquierdista del MNR empezó como radical antiimperialista y culminó su vida política exactamente en la postura opuesta: defendiendo las imposiciones de los organismos financieros internacionales afines a los Estados Unidos de Norteamérica. Toda una voltereta política que empezó con amplio respaldo social y terminó con una cúpula rosquera.
Cada boliviano –encumbrado o de base- tiene su particular visión de lo que debe ser su patria y esto es legítimo, pero lo que verdaderamente importa es que el grueso de los bolivianos -gobernados y gobernantes- coincidamos en cual debe ser el destino de nuestra amada Bolivia y trabajemos de manera desinteresada, constante y armoniosa por materializarlo.
Quién sabe si –de la misma manera- unos cuantos años más adelante, la historia nos relate algún otro enfriamiento de sucesivo mandatario boliviano, inconstante con el pueblo que lo eligió, por no escuchar la voz de las masas y si la de burócratas oportunistas . Este es el gran riesgo de las reformas –a diferencia de las revoluciones - que degeneran en temporales y simples relevos de los eternos dueños del poder.
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