jueves, 2 de diciembre de 2010

Bienaventurados los mestizos


Cuando nos seguimos creyendo superiores a los otros (sean quienes sean: personas, países, razas, civilizaciones…) y tenemos la tentación de segregar a los demás por considerarlos diferentes, convendrá hacer opción por el mestizaje como forma de vida y de comunión. Lo recordamos con este texto de  María Luisa Oliveres, que invitamos a hacer nuestro.
Bienaventurados los mestizos
Mestizos los que viven la riqueza de la mezcla
en su sangre, sangre plural.
Mestizos los que provienen de distintos pueblos,
de  distintas culturas, que suman y no restan,
que incluyen y no excluyen.
Mestizos los que no sienten el orgullo de ser puros,
los que saben que lo suyo no es la diferencia que les hace sentirse superiores.
Mestizos los que aman la tierra en la que viven,
que es suya y de los otros.
Mestizos  los que conviven abiertos al intercambio,
al aprendizaje, los que hacen de sus señas de identidad
lazos de hermanamiento.
Mestizos los que entienden que las razas no son
barreras, sino puntos de partida para caminar juntos.
Mestizos los que dan tanto valor a su vida,
como a la de los demás.
Mestizos los que aman su lengua y la engrandecen aprendiendo otras lenguas.
Mestizos los que se sienten hermanos de los otros
mestizos, y de los que no lo son.
Mestizos los que en las diferencias se descubren inmensos, abarcándolas todas.
Mestizos los que saben andar deprisa o despacio,
acoplándose al ritmo de otros pasos.
Mestizos los que al dar la mano acogen el calor de otra mano distinta.
Bienaventurados por hacer de la tierra un lugar de mestizaje.

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