Personalmente no puedo vivir sin mi arte.
Pero nunca puse este arte por encima de todo.
Sin separarme de las personas,
me permite vivir como soy
al nivel de todos.
No es un placer solitario.
Es un modo de despertar la nobleza del hombre
a través del ofrecimiento de una imagen privilegiada
de los sufrimientos y alegrías comunes.
Por eso obliga al artista a no aislarse, sino a someterse
a verdades más humildes y más universales.
Y quién eligió el destino de ser artista porque se siente diferente
muy pronto aprende que no gozará
de su propio arte y de la diferencia
si no busca el parecido con los demás.
El artista se forja en este perpetuo ir y venir entre sí y los otros,
a mitad de camino entre la belleza,
de la cual no puede abstraerse,
y la sociedad, de la que no se puede arrancar.
Es por eso que los verdaderos artistas no desprecian nada.
Se obligan a comprender en vez de juzgar
y, si tienen que tomar partido en este mundo,
será el de una sociedad donde no reinará el juzgador,
sino el creador,
sea éste un simple trabajador o un intelectual.
Albert Camus
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