VISITANTE, REFLEXIONA:
YO SOY LA MADERA DE TU CUNA,
LA TABLA DE TU MESA,
LA PUERTA DE TU CASA.
SOY EL MANGO DE TUS HERRAMIENTAS,
Y EL BASTÓN DE TU VEJEZ.
YO SOY TAMBIÉN EL FRUTO
QUE TE NUTRE Y TE REGALA,
LA SOMBRA PROTECTORA QUE TE COBIJA
DE LOS ARDORES DEL ESTÍO,
EL REFUGIO BONDADOSO DE LOS PÁJARILLOS
QUE ALEGRAN CON SUS CANTOS TU DERPERTAR,
Y QUE LIMPIAN DE INSECTOS TUS CAMPOS Y CULTIVOS.
SOY SEÑAL EN LA MONTAÑA,
LINDERO EN LOS CAMINOS,
PARARRAYOS EN LAS LLANURAS.
YO SOY LA MADERA DE TU BARCA,
LA LEÑA DE TU FUEGO,
LAS VIGAS DE TU TECHUMBRE
Y POR ÚLTIMO RECUERDA:
SOY LA MADERA DE TU ATAÚD
Y LA CRUZ POR LA CUAL FUISTE REDIMIDO.
TÚ QUE MIRAS EN ESTE INSTANTE,
TU QUE ME PLANTASTE Y REGASTE CON AMOR,
TÚ QUE ME HAS CONTEMPLADO TANTAS VECES…
ÓYEME BIEN, MÍRAME BIEN
Y DEFIÉNDEME DE LA MANO ENEMIGA.
Se conocen muchas versiones de la “Plegaria del árbol”. Se percibe que se han introducido muchas modificaciones a la versión original, todas ellas animadas por una relación particular con este prodigio de la naturaleza, lo cual es bueno.
Para nosotros ésta es la mejor versión y la que –se nos dice- fue encontrada en una plaza de un desconocido poblado cacereño del valle del Tiétar en España.
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