jueves, 30 de diciembre de 2010

Por una vida sobria


Nunca como hoy fue tan urgente organizar un movimiento comunitario militante que proponga una forma de vivir distinta y que plantee cómo oponerse a los mecanismos injustos del actual sistema económico mundial. Y quien creyera, la otrora intrascendente Bolivia toma la iniciativa. De lo que se trata es de vislumbrar un nuevo horizonte social, económico y político basado en una condición fundamental: que los habitantes de los países desarrollados (lo mismo que los privilegiados del los países atrasados) asuman como principio vital, renunciar al exceso y al derroche.
Se debe partir del análisis de la realidad social, del desorden económico y de la agresión medioambiental, del reconocimiento de que la humanidad está viviendo el escándalo más grave de su historia, que consiste efectivamente en que nunca ha producido tanta riqueza y nunca ha creado tanta pobreza. Es preciso sopesar las causas de tan injustos desequilibrios y orientarnos al compromiso compartido que implica la sobriedad. Esto no es solo una cuestión de estilo de vida; la sobriedad significa, más bien, una verdadera revolución económica y social que destroza y hace saltar el principio sobre el que está constituido el capitalismo, que es el principio  del crecimiento. Fundada en el principio de la sobriedad, es posible otra sociedad capaz de impulsar el pleno empleo, los derechos fundamentales para todos y la reconciliación con la naturaleza. Esto implica otra concepción distinta  del trabajo muy distinta a la concepción actual; y otra Concepción también del dinero y la riqueza, de la naturaleza, de la solidaridad colectiva. Y es aquí, precisamente, donde está comprometida la responsabilidad de cada uno de los seres humanos.
Que el año 2011 sea un año en que los seres humanos nos propongamos y vivamos esa sobriedad que nos permita distinguir lo que es razonable y lo que es inmoderado.

viernes, 10 de diciembre de 2010

La militancia por los Derechos Humanos


Cuando le comunicaron a Mahatma Gandhi que la Organización de la Naciones Unidas había proclamado la Declaración Universal de los Derechos Humanos, él sonrió diciendo que esto le causaba gracia, puesto que no era posible proclamar un derecho sin imponer un deber. Este  10 de diciembre, que conmemoramos este importante hito para la humanidad, confirmamos que este luchador infatigable por la paz, tenía razón. Si queremos un mundo en que se respeten los Derechos Humanos, también debemos cumplir con los deberes que nos impone la propia sociedad en pos de la superación de las taras de la violencia y la injusticia.
Los tiempos actuales se caracterizan por el individualismo, la falta de solidaridad, la imposición de una cultura universal consumista y apresuradamente exitista. La competitividad se ha impuesto en todos los niveles, todos estamos en carrera, países e individuos, y no trepidamos ante los horrendos cuadros de injusticia que laceran a los seres humanos y –especialmente- a los más vulnerables. Cembali  decía: “Caminando todos a compás, nadie viviría descontento de su estado; encontraría, no solamente racional, sino saludable para él, no alargar el paso más allá de lo que le permitiría su pierna; no se miraría con torpe envidia al que está encima, ni con morbosa piedad al que está debajo; todos ambicionarían cosas al alcance de su capacidad, y el consorcio civilizado (aún dando lugar siempre a la purificadora corriente de libertad), estaría menos expuesto, estaría  hasta a cubierto de los violentos golpes de odio desaconsejados”.
El propio Cembali hace un resumen de sus palabras al decir que todo consiste en el conocimiento o en el sentimiento exacto entre el deber y el Derecho, entre la pretensión y la capacidad, cuyo conjunto armónico conduciría al orden, a la justicia y a la equidad, tres conceptos sublimes para recordar este 10 de diciembre. Países y seres humanos debemos mirarnos unos a otros para cooperarnos, apoyarnos desinteresamiento y ello exige hablar más de nuestros deberes que de nuestros derechos.
Nuestra actual Constitución Política del Estado, ha prescrito, en su Artículo 108 los deberes de las bolivianas y los bolivianos. De entre ellos, consideramos relevantes en la tarea de la lucha por los Derechos Humanos los siguientes:
·         Conocer, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes
·         Conocer, respetar y promover los derechos reconocidos en la Constitución.
·         Promover y difundir la práctica de los valores y principios que proclama la Constitución.
·         Defender, promover y contribuir al derecho a la paz y fomentar la cultura de paz.
·         Trabajar, según su capacidad física e intelectual, en actividades lícitas y socialmente útiles.
·         Formarse en el sistema educativo hasta el bachillerato.
·         Tributar en proporción a su capacidad económica, conforme con la ley.
·         Denunciar y combatir todos los actos de corrupción.
·         Asistir, alimentar y educar a las hijas e hijos.
·         Asistir, proteger y socorrer a sus ascendientes.
·         Socorrer con todo el apoyo necesario, en casos de desastres naturales y otras contingencias.
·         Resguardar, defender y proteger el patrimonio natural, económico y cultural de Bolivia.
·         Proteger y defender los recursos naturales y contribuir a su uso sustentable, para preservar los derechos de las futuras generaciones.
·         Proteger y defender un medio ambiente adecuado para el desarrollo de los seres vivos.
Pero además, se ha presentado a las Naciones Unidas  y a la opinión pública mundial, para su discusión la “Declaración de los Deberes del Ser Humano. Esta Declaración aún no ha sido proclamada  y su redacción –aún discutible- se debe a un consejo (Inter Action Council) integrado por varia personalidades de renombre mundial. Su Artículo 1° proclama, por ejemplo, “Cada Persona, sin importar sexo, procedencia étnica, estatus social, convicciones políticas, lengua, edad, nacionalidad o religión tiene el deber de tratar humanamente a todos los seres humanos.
En resumen, en éste 10 de diciembre, creemos que –lejos de simples homenajes que se diluyen en la indiferencia y la falta de efectividad- lo que corresponde es un compromiso activo por los Derechos Humanos. Asumirlos como un deber de militante comprometido con una nueva humanidad.



martes, 7 de diciembre de 2010

BRASAS

"Debes saber que el derecho de otro es una brasa;
si te acercas te calienta; si te apoderas de él,
te quema la mano".
(Proverbio africano)

GESTO DEFINITIVO

Nada pido. Yo nada pido, amigos.
Creedme. Nada soy; ni siquiera
u forma de ver, o de tocar.
Yo nada tengo mio; solo, acaso,
el gesto de ir poniendo, aquí, y aquí,
la mano, con ternura.

(Fragmento del poema Gesto Definitivo, del poeta andaluz Rafael Guillén)

lunes, 6 de diciembre de 2010

NUESTRA FELICITACIÓN NAVIDEÑA

En nuestra familia, para cada celebración navideña, solemos recordar las felicitaciones  navideñas que recibiéramos anteriormente. Conservamos las creativas, no consumistas y las más cristianas. Así, elaboramos -con alguna anticipación- nuestra felicitación navideña, tomando un poco de aquí, otro de allí y agregándole algo de nuestro sentimiento para nuestros semejantes. Aquí les ofrecemos nuestra felicitación navideña para este año
:
Navidad de 365 días
Vamos a VIVIR la Navidad
como un encuentro histórico
entre Dios y los hombres.
Vamos a SENTIR  la Navidad
como un compromiso con los desposeídos
de todo el mundo.
Vamos a SUFRIR la Navidad
como las  35.000 personas que  mueren de hambre diariamente,
como los 800 millones que no tienen acceso a comida suficiente.
Vamos a GOZAR la Navidad
(Navidad es Dios hecho niño)
como un regalo de Dios
para que seamos felices.
Vamos a SOÑAR el Año Nuevo
Como una Navidad
de 365 días.
Vamos a CELEBRAR la Navidad

viernes, 3 de diciembre de 2010

El maderero que era tan pobre que sólo tenía dinero


Schopenhauer, el filósofo alemán, decía que todos somos madereros. El maderero pasa por el bosque más bello y variado, y no piensa más que en para qué le podría servir cada árbol. ¿Cuántos tablones rectos saldrían de aquel pino? ¿Qué mueble es el que encajaría mejor en ese roble? Cada árbol es un mueble, y cada espesura es un patrimonio.
El maderero piensa en cifras y sueña con presupuestos, importes y costos. Y mientras tanto se olvida de la brisa fresca que roza sus mejillas,  ignora a la mariposa que vuela grácil  y divertida. No fija su mirada en la ardilla que rauda trepa a los altos en busca de los mejores frutos. Simplemente, no goza con el bosque. Sólo ve materia viva que le dará grandes utilidades.  Ni siquiera se fija en que cada planta arbórea es el hogar de otros muchos seres vivos: pájaros, gusanos, culebras, insectos de toda clase y condición. La rentabilidad de las cosas  no le permite observar la hermosura que esconde el lugar.
Somos los madereros del siglo XXI. Deseamos y esperamos beneficio material y directo de todo lo que hacemos, que consumimos la vida y no la sabemos disfrutar como ella se merece. Y, quizás,  por ello nos perdamos lo mejor: el árbol objeto no nos deja ver la totalidad del bosque. Y, entonces, dejamos de verlo todo sinóptica y ampliamente.  Y lo peor sobreviene cuando trasladamos estos planteamientos a las relaciones personales: los amigos, los vecinos, los alumnos, los compañeros de trabajo, la familia, etcétera. Hay que proyectar fines, medir resultados, enfocar metas, ¡Ser competitivos!
¿Qué quiero obtener yo con esto? ¿A dónde me llevará esta empresa? Mente negociadora que de todo quiere sacar provecho. Y se olvida que el mejor provecho es no esperar ninguno y disfrutar del bosque en su belleza agreste sin cálculos. La vida es un bosque, y el bosque está ahí para mucho más que sólo sacar madera.
Disfruto más con un libro cuando lo leo por leerlo, no por citarlo; disfruto un viaje cuando lo hago por hacerlo, no por llegar a ninguna parte; disfruto una conversación cuando hablo y escucho por hablar y escuchar, no por cumplir o agradar o aprender. Disfruto de la música cuando la oigo por oír; disfruto  más de mis alumnos en una clase cuando explico y los escucho  simplemente por explicar y escuchar, y  no por sentirme autocomplacido de ser escuchado y atendido. Disfruto de la vida cuando la vivo por vivir.
Estamos en una sociedad tan materialista  y utilitarista que se nos hace imposible dejar de soñar con el éxito en clave exclusivamente material. Pretendemos que la felicidad tiene un precio y está a la venta. He aquí la falsa esencia y virtud del ser humano de hoy.
Recogiendo lo dicho por Shopenhauer, entendamos que vivir la vida es como pasear por  frondosos bosques que esconden hermosas sorpresas. Si sólo nos mueve: el afán capitalista  y recaudatorio como brújula, los beneficios económicos de los pasos que damos, los negocios mentales que llenan nuestra mente, el tesón por sacar provecho de todo lo que hacemos…, quizá se nos olvide que también existimos para disfrutar, gozar, deleitarnos con el bosque, y que quizás el mejor provecho sea existir no viviendo agobiado por esperas infructuosas, o que si terminan nos defraudan porque no vienen cargadas de esa felicidad consumista.
Si no disfrutamos del bosque tal vez un día digan de nosotros: “Ese maderero era tan pobre que sólo tenía dinero”



jueves, 2 de diciembre de 2010

Bienaventurados los mestizos


Cuando nos seguimos creyendo superiores a los otros (sean quienes sean: personas, países, razas, civilizaciones…) y tenemos la tentación de segregar a los demás por considerarlos diferentes, convendrá hacer opción por el mestizaje como forma de vida y de comunión. Lo recordamos con este texto de  María Luisa Oliveres, que invitamos a hacer nuestro.
Bienaventurados los mestizos
Mestizos los que viven la riqueza de la mezcla
en su sangre, sangre plural.
Mestizos los que provienen de distintos pueblos,
de  distintas culturas, que suman y no restan,
que incluyen y no excluyen.
Mestizos los que no sienten el orgullo de ser puros,
los que saben que lo suyo no es la diferencia que les hace sentirse superiores.
Mestizos los que aman la tierra en la que viven,
que es suya y de los otros.
Mestizos  los que conviven abiertos al intercambio,
al aprendizaje, los que hacen de sus señas de identidad
lazos de hermanamiento.
Mestizos los que entienden que las razas no son
barreras, sino puntos de partida para caminar juntos.
Mestizos los que dan tanto valor a su vida,
como a la de los demás.
Mestizos los que aman su lengua y la engrandecen aprendiendo otras lenguas.
Mestizos los que se sienten hermanos de los otros
mestizos, y de los que no lo son.
Mestizos los que en las diferencias se descubren inmensos, abarcándolas todas.
Mestizos los que saben andar deprisa o despacio,
acoplándose al ritmo de otros pasos.
Mestizos los que al dar la mano acogen el calor de otra mano distinta.
Bienaventurados por hacer de la tierra un lugar de mestizaje.

Diablo insolvente

El Diablo no tiene dinero suficiente como para comprar todas las almas que se venden.

Veinticuatro maneras de amar

Un mundo más habitable

Camino del 10 de diciembre. Día Mundial de los derechos Humanos, reproduzco aquí un texto de José Luis Martín Descalzo (1930-1991), sacerdote, periodista y escritor español; que le mueve el piso a todo aquel que lo lea.
        Cuando a la gente se la habla de que "hay que amarse los unos a los otros" son muchos los que se te quedan mirando y te preguntan: ¿y amar, qué es: un calorcillo en el corazón? ¿Cómo se hace eso de amar, sobre todo cuando se trata de desconocidos o semiconocidos? ¿Amar son, tal vez, solamente algunos impresionantes gestos heroicos?
        Un amigo mío, Amado Sáez de Ibarra, publicó hace muchos años un folleto que se titulaba "El arte de amar" y en él ofrecía una serie de pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un lado, lo hacen más vividero y, por otro, estiran el corazón de quien los hace.
        Siguiendo su ejemplo voy a ofrecer aquí una lista de 24 pequeñas maneras de amar:
        - Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros o de los que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.
        - Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
        - Pensar, por principio, bien de todo el mundo.
        - Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se la merecerían teóricamente.
        - Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
        - Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.
        - Visitar a los enfermos, sobre todo sin son crónicos.
        - Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.
        - Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.
        - Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
        - Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.
        - Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.
        - Contestar, si te es posible, a todas las cartas.
        - Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.
        - Animar a los viejos. No engañarles como chiquillos, peros subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.
        - Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.
        - Hacer regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.
        - Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.
        - Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.
        - Dar buenas noticias.
        - No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
        - Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.
        - Mandar con tono suave. No gritar nunca.
        - Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.
        La lista podría ser interminable y los ejemplos similares infinitos. Y ya sé que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El verdadero paraíso terrenal


Decía el pintor Gauguin que el verdadero paraíso terrenal estaba en la isla Tahití, la isla en la que  en la que él se había refugiado, huyendo lejos del “mundanal ruido” de Europa, y en la que pintó sus más extraordinarios lienzos.
-       ¿Por qué dice eso, maestro? –le preguntaron-. ¿Por qué cree que Tahití es el verdadero paraíso terrenal?
-       Porque en esa isla no hay manzanas ni serpientes, así que las mujeres están desarmadas.

Trucutú: El cavernícola que habita en nosotros


Trucutú  es un personaje de tira cómica creado el año 1932 por el cartonista y dibujante americano Hamlin, que escribió y dibujó este personaje para periódicos norteamericanos, pero que particularmente tomó gran popularidad al ser publicado en historietas semanales en periódicos en Latinoamérica, desde principios de los años 60s hasta principios de los 70s. En Bolivia Trucutú se publicaba en el periódico “Presencia”, en su suplemento dominical de historietas, siendo dueño de la tapa por muchos años.
No pocos estudiantes forraban entonces sus carpetas con las historietas a colores que eran toda una novedad en la prensa.
Trucutú es un personaje robusto que vive en el reino prehistórico de Mú (Moo) cuyo rey es Guz y comparte sus aventuras con su mascota, un dinosaurio llamado Dino (el Dino de los Picapiedras es descendiente suyo) y su amigo Umpa (Foozy) y aparece vestido únicamente en pantalones cortos de piel de animal. Dada la popularidad del personaje en nuestros países latinos, Editorial NOVARO de México decidió crear un comic íntegro dedicado a éste personaje, apareciendo bajo el título de Domingos Alegres "Presenta:"  Los Años 60´s recibieron la influencia de estas revistas y hasta de vistosos e interesantes álbumes que, a no dudar, provocan nostalgia por esos tiempos pasados, tan distintos de los que vivimos hoy.
La campaña del FaceBook: “POR LA LUCHA CONTRA LA......VIOLENCIA INFANTIL”, que sugería cambiar la foto del perfil, por aquella de un dibujito animado de la infancia; para no ver una cara humana en el facebook, sino una invasión de recuerdos por algunos días,  tuvo la virtud de proveerme una cápsula para un viajar en el tiempo… hasta la época prehistórica.