jueves, 6 de enero de 2011

DECÁLOGO DEL ULTRA OPOSITOR: “Instrucciones para incendiar un país”


La radicalidad, las malas artes y el sensacionalismo en el que han incurrido algunos opositores y sus medios de comunicación, parecería que los ha alineado en el cumplimiento de ciertas “recomendaciones” que -de cumplirse, sin que se le oponga la conciencia ciudadana- convertirían al país en un gran revoltijo de inestabilidad y desgobierno. Estas hipotéticas recomendaciones que no están en cartilla política alguna, se pueden deducir fácilmente de las acciones de los malos políticos y los medios que los representan, puesto que el propósito que las alienta no es –de ninguna manera- el bien común, o las superación de los males que aquejan a la patria; sino la creación de una crisis política “a como dé lugar” para apresurar un relevo temprano de gobierno.
La simple deducción dicta que las recomendaciones compondrían el siguiente Decálogo del ultra opositor:

1) Pronuncie discursos violentos contra distintos actores sociales. Muestre que la retórica del enfrentamiento constante es necesaria y “patriótica”. Promueva una política de división y aliente el recelo y el odio de unos contra otros.
2) Estimule la acción directa, magnifique las presiones de las organizaciones sociales y de algunos grupos, celebre los bloqueos, los paros y huelgas. Haga la vista gorda o directamente festeje desórdenes callejeros; como tomas de instituciones, rechiflas, agresiones a autoridades, etc.
3) Ocúpese de exaltar a los políticos de los partidos tradicionales. Borre los salvajismos humanos, políticos y militares que perpetraron, el daño económico que causaron al Estado y conviértalos en héroes. Olvídese de su pasado ominoso. Eso es el pasado y no sirve en absoluto revisarlo. El pasado, pisado. Victimice a los ex gobernantes y a los opositores, adórnelos con elevados merecimientos e ignore sus delitos y crasos errores.
4) Propale rumores irresponsables de inestabilidad financiera, haga que la gente desconfié del sistema bancario. No importa si con ello pone en serio riesgo a depositantes y ahorristas.
5) Válgase de “opinólogos” que amplifiquen errores e invisibilicen aciertos del gobierno. Acuda para ello a los análisis alarmistas que se encuentran a mano, y bajo firmas harto conocidas.  Monte un dispositivo mediático que apoye a todas las personas que critiquen al gobierno y que multiplique los espacios de difusión para ellos.
6) Desacredite a su país en el extranjero. Hágalo por todos los medios y no importa si se pone del lado de gobiernos extranjeros que agravian o denigran a su país. Ignore que su país ha tomado un protagonismo internacional inédito y dedíquese a “exportar” malas noticias.
7) Practique la alta inflación, que trae miseria, produce nervios y aviva el descontento. Informe machacona y exageradamente sobre escasez, desabastecimiento y elevación de precios; haga que el comercio –atemorizado por su campaña- oculte sus mercaderías y/o suba sus precios. Controle la inflación a su gusto. Eso es facilísimo.
8) Anuncie el Apocalipsis cada día que se levanta, como si fuese una gimnasia matinal. Incluso, póngale fecha de vencimiento a la actual administración, a la espera del tan ansiado “relevo de poder”. Desee fuertemente la debacle, y finalmente se producirá sin riesgos para usted, ya que el desastre arrastrará sólo a los hombre malos.
9) Viva y déjese llevar por esos “pulpos mediáticos” que niegan vinculaciones corporativas y que alardean que su genuino interés de informar “libremente”, cuando lo que hacen es manipular las noticias para desinformar y crear inestabilidad interesadamente. Alarme a la población falsamente con el cuento de que la “libertad de expresión” está siendo atacada.
10) Frente a las demandas sindicales, populares y demás, levante el único estandarte que sirve: ortodoxia económica y derechización. Defienda a las transnacionales saqueadoras, el capital, el individualismo insensible, el consumismo. Solo la economía de mercado sirve “probadamente”, lo demás  son “experimentos”.

Si usted cumple con este decálogo despreocúpese: su país será un polvorín y podrá echarle la culpa al gobierno, con lo cual se acelerará su caída y se le abrirán las puertas del Palacio Quemado para que sea usted quien gobierne… sobre las cenizas. 

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