miércoles, 9 de marzo de 2011

HISTORIA DE “CHOCOLATE”, LA MASCOTA DE LOS JOVENES DE SUCRE.


El 24 de julio de 2008 aparecieron envenenados muchos perros callejeros en la ciudad de Sucre pues el Municipio estaba ejecutando una campaña de eliminación de canes por envenenamiento para prevenir la transmisión de la rabia a humanos. Entre los animales eliminados había uno en especial, que frecuentaba la Plaza 25 de Mayo y al que, los estudiantes que suelen reunirse en ese lugar después de clases, nombraron “Chocolate”. Este singular perro callejero era bastante popular por jugar y hacerles fiestas a todos los jóvenes que se le aproximaban y que le enseñaban diversas desenvolturas y talentos. Podría decirse que el perro “Chocolate” era la mascota preferida de los jóvenes estudiantes de Sucre. Noticias dadas a conocer por el periódico local, los días siguientes, daban cuenta de que este hecho había desatado el rechazo de la población joven a la campaña de eliminación de canes vagabundos, a tal grado que se produjo una concurrida y ruidosa manifestación ante las puertas del Municipio. Lo extraordinario es que el estimado “Chocolate” tuvo velatorio, así como un solemne entierro, y para rematar no falto quien sugiriera erigir una escultura al perro callejero, como una manera de hacer conciencia de la crueldad que implican estas campañas de eliminación de los canes. Sabemos que existen estas esculturas de perros vagabundos en varias partes del mundo (Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Colombia, España, Estados Unidos, Rusia, Malasia, Sudáfrica, Uruguay, etc.), con el propósito de crear conciencia sobre el mal trato a esta especie y no hace mucho tiempo que otro perro, casualmente del mismo nombre, en Punta Arenas (Chile) provocó un movimiento de protección de animales demostrando que un buen propósito que no tiene fronteras.

La ciudad de Sucre, no solo tiene una escultura dedicada al perro, sino dos que están ubicadas en el acceso al templo de San Roque, patrono de estos tan amigables animales y cuya imagen se utiliza para el bautizo de las mascotas, y no veríamos mal que se erija otra específica para el can vagabundo. 

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