miércoles, 22 de junio de 2011

OLLANTA HUMALA Y EL HIMNO MARCIAL PERÚ-BOLIVIANO


La reciente visita a Bolivia del presidente electo de la República del Perú, ha causado un revuelo extraordinario. El haber expresado Ollanta Humala que sueña con la reunificación Perú Boliviana ha sido un vigoroso tónico para integración latinoamericana, en general, y para la Perú Boliviana, en particular. Chile ha encontrado que esta causa por la integración es una “amenaza” y dice –a través de su clase política- haber “perdido la paciencia” (léase los estribos). Esto no sorprende en lo absoluto pues es lógico comprender que el solo anuncio de la unidad de dos pueblos hermanos le quite el sueño a quie nos prefiere distanciados y hasta enfrentados.
Pero, dejando de lado los aspectos políticos queremos tomar un derrotero más histórico y de remembranza.
 Muy pocas personas conocen o recuerdan el Escudo de la Confederación Perú-Boliviana, esa Confederación a la que la historia cuenta entre los Estados desaparecidos de esta parte del Continente y que -como sabemos- involucró al Alto y Bajo Perú; y se constituyó por la confederación del Estado Nor-Peruano, el Estado Sud-Peruano y el Estado de Bolivia (que era una República); bajo el gobierno del gran Mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz, supremo protector de la Confederación, y a su vez, presidente boliviano.
Cuanto perturbó la Confederación Perú-Boliviana a Chile, puede deducirse del siguiente texto, tomado de una nota  que el Gobierno de Chile dirige a su Ejército: "La posición chilena frente a la Confederación Perú-Boliviana es insostenible. Unidos esos dos Estados, aunque no sea más que momentáneamente, serán siempre más que Chile en todo orden de cuestiones y circunstancias. La Confederación debe desaparecer para siempre del escenario de América. Debemos dominar para siempre en el Pacífico".
La duración de la Confederación fue de sólo dos años, desde 1837 a 1839, debido a la guerra declarada por el gobierno de Chile, la Confederación Argentina y peruanos contrarios al proyecto de Santa Cruz. El Ejército Unido Restaurador, formado por tropas chilenas y peruanas bajo el mando del general Manuel Bulnes y el mariscal Agustín Gamarra derrotó a las tropas de la Confederación en la Batalla de Yungay, el 20 de enero de 1839. Recordemos que en el bando de Bulnes se encontraba el general Ramón Castilla, futuro Gran Mariscal del Perú, quien revirtió el resultado de la batalla al oponerse a la orden de retirada de éste general diciéndole “¡No hemos venido a correr¡” y reorganizar al Ejército contra Santa Cruz.
Imaginemos por un momento cuánta grandeza sería posible hoy para los pueblos peruano y boliviano, de no haber sido truncado este descomunal proyecto del visionario Mariscal de Zepita. Probablemente estaríamos liderizando el progreso de la región, a más de haber repuesto nuestra cualidad marítima desde entonces y explotado muchas de nuestras potencialidades.
Pues bien, al margen de esta reminiscencia, hemos constatado que -como es normal-, de un acontecimiento de la magnitud de la Batalla de Yungay; han surgido, a posteriori, diversas invocaciones fruto también de las distintas perspectivas históricas. Para el caso de la presente nota nos referimos a los himnos, esas composiciones musicales revestidas de solemnidad, usadas para transmitir sentimientos de patriotismo, la superioridad de unos países frente a otros o, incluso, las gestas realizadas contra otros; de los cuales dos –referidos a esta batalla,  son de amplio conocimiento.
El  primer Himno fue compuesto en 1839, con música de José Zapiola y letra de Manuel Rengifo, en honor a la batalla desarrollada en el Cerro Pan de Azúcar de la Provincia de Yungay  y fue considerado por mucho tiempo (hasta la segunda mitad del siglo XX) casi un segundo himno nacional en Chile por su popularidad. Una de sus estrofas evoca:
“Cantemos la gloria
del triunfo marcial
que el pueblo chileno
obtuvo en Yungay”.
El segundo Himno de Yungay,  es una obra musical de carácter triunfal escrita por el Músico y educador peruano, Dr Juan Olivera Cortez, que en una de sus estrofas insta:
“Recojamos con todo entusiasmo
las lecciones que el tiempo nos dió
y esforzados luchemos, sin tregua
porque todo lo bueno en Yungay,
el trabajo, la industria, la ciencia
el deber, el arte y la amistad,
la virtud, el honor y el progreso,
toda sea mañana mejor”.
Pero hay más. Ahora deseamos difundir un “nuevo” viejo himno, uno que data de 1881, tan ampliamente desconocido, como conocidos son los anteriores. Se trata de esa composición que recoge en su letra los valores, sentimientos, esperanzas o sueños de peruanos y bolivianos, respecto de esa gran gesta y   que nos identifica con ese hito en la construcción de la unidad de nuestros pueblos. Es el Himno Marcial Perú Boliviano compuesto en letra por el Boliviano Federico de la Peña –por quien indagamos infructuosamente- y  la música  del español Jaime Xarau (Barcelona, 1843; Buenos Aires, 31-08-1918),  fagotista, organista, director coral, compositor; organista en los templos de las inmediaciones de Barcelona, que estudió en Paris para luego hacer viaje a la Argentina a sus 22 años, donde en 1874 por expresa solicitud de don Domingo Faustino Sarmiento se traslada a la ciudad de Córdoba, donde luego de muchos años de conducir coros escolares, en 1881 escribe la música para el Himno Marcial Perú-Boliviano.
No es nuestro propósito reproducir la partitura completa del Himno Marcial Perú-Boliviano, así como la Letra del Himno Marcial a Bolivia, homenaje también de Federico de la Peña a su Patria Bolivia; por lo que nos limitamos a transcribir las estrofas de este primer y novedoso himno:

Bravos hijos del ínclito pueblo
Que heredo de Bolívar el nombre
Vindicad de la patria el renombre
Que el chileno pretende ultrajar
Ved…! Sus plantas odiosas oprimen
Vuestro hogar y el hogar del Peruano,
I entre orgías sangrientas, insano
Doquier busca botín que robar.

Arma el brazo en la lid justiciero,
¡Oh hijo altivo del Alto Perú!
Que harto noble y heroico guerrero,
I patriota indomable eres tu.

La revelación de esta pieza documental de nuestra biblioteca personal y de tan alto valor histórico y artístico, es nuestro modesto aporte a la causa de la unidad latinoamericana en general y las del Perú y Bolivia, estados hermanos inveterados.
Concluimos la remembranza de la Confederación Perú Boliviana reponiendo la convocatoria del gran patriota latinoamericano Rubén Darío:

“¿Oh pueblos nuestros! ¡Oh pueblos nuestros!
Juntaos en la esperanza y en el trabajo y en la paz.”

Ricardo Fuentes Vélez

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