sábado, 2 de octubre de 2010

Kumari: Perder la divinidad por visitar Estados Unidos de Norteamérica


Kumari, o Kumari Deví es el nombre para designar a una persona considerada como una diosa viviente en Nepal. Literalmente, Kumari significa virgen en nepalí.
La leyenda de la diosa viviente data de hace más de 1.000 años, cuando una niña proclamó a gritos estar poseída por el espíritu de la Diosa Virgen, consejera de las casas reales. El rey de entonces, convencido de que esa niña era ciertamente la reencarnación de la Diosa Virgen, dispuso que se construyera el palacio Kumari Bahal en la Plaza Durbar, que desde esos tiempos ha sido la residencia de todas las Kumaris o diosas vivientes.
Las Kumari son seleccionadas minuciosamente. Deben ser niñas de entre cuatro y cinco años y deben cumplir con 32 requisitos. Entre ellos, tener ojos y pelo negro, un cuerpo delgado, buena salud y la piel intacta. No deben tener cicatrices (no haber sufrido nunca sangrado). Y el horóscopo de esa niña debe armonizar con el del Rey. Para rematar la selección, la niña es encerrada en un cuarto oscuro y atormentada con cabezas de búfalo, velas y máscaras de demonios. Si la niña no se asusta es aclamada como la reencarnación de la Diosa Virgen. Se entiende que un niño que da síntomas de tanta valentía, necesariamente debe haber sido un ser superior en su vida anterior.
Definido el complejo proceso de selección, trasladan a la Kumari a su Palacio, con su familia y desde ese día hasta la fecha de su primera menstruación, vive recluida. Únicamente sale una vez al año, en su procesión y cuando el Rey va a visitarla, también una vez por año, para obtener su bendición. Este confinamiento durante toda la infancia ha llevado a organizaciones defensoras de derechos humanos a denunciar su situación y demandar una investigación. En respuesta a esto, el Tribunal Supremo de Nepal ordenó en noviembre del año 2007 que una comisión investigue si los derechos de las Kumari eran violados y dejó entrever la necesidad de algún cambio en la tradición.
Todos los años, el mes de septiembre, se realiza en Nepal la celebración de la diosa viviente, en la que participan centenares de niñas hasta los 9 años de edad. El culto de las masas es para pedir protección contra la mala suerte y un buen futuro. En la última celebración de éste año 2010 asistió la diosa vivienmte Kumari Dil Shakya, de 90 años, junto a las de menor edad.  
Si las Kumari son parte de una extraordinaria particularidad cultural, lo es más el siguiente detalle: Una de las últimas tres diosas nepalíes, una niña de nueve años, Sajani Shakya enfrentó un proceso para desposeerla de su divinidad por el gobierno Nepalí, más precisamente por el tribunal supremo de Nepal, por haber viajado a Estados Unidos en año 2007, por un mes y sin autorización. Un caso insólito en los 700 años de historia de las diosas Kumari. Salir sin permiso de su templo de adoración es considerado en Nepal, como un acto sacrílego, pues las Kumari no pueden ser tocadas por nadie y solamente se alimentan por medio de una comida ritual llamada pura.

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