martes, 1 de junio de 2010

TEMIS: EN LA ANTIGÜEDAD Y EN EL PRESENTE


En muchas de las conversaciones de diversos ámbitos profesionales se saca a colación, frecuentemente, las deidades del paganismo; una de ellas es particular al valor justicia y se ha convertido en un símbolo de esta aspiración de la sociedad humana: la fabulosa diosa Temis.

No corresponde escribir su nombre en su forma arcaica Themis. La diosa de la mitología griega, aparece en La Iliada como asesora de Zeus, el dios de los dioses. En los tiempos primitivos de la humanidad se consideraba que Temis tenía la potestad de dictar sentencias a los dioses; mientras Zeus era el legislador, con una división de poderes que no deja de ser significativa, por su aproximación a la que formulara posteriormente Montesquieu.

Mucho de la creación intelectual del hombre tiene como fuente la mitología, así también el derecho y sus cultores, no pocas veces,  han sido aguijoneados en su vocación por esta hermosa alegoría y figura mitológica que Conver describe así:

Temis es hija de Urano y Titea, o sea del cielo y de la Tierra, hermana mayor de saturno y tía de Júpiter.

Se preocupó demasiado de guardar su virginidad, pues su sobrino Júpiter, que siempre sabía lo que hacía. la obligó a casarse con él haciéndola madre de tres hijas: La Equidad, La Ley y la Paz.

Es madre de las horas y de Las Parcas.

En el Olimpo esá sentada junto al trono de Júpiter y ayuda al dios con sus consejos prudentes y plenos de justicia.

El mismo Júpiter le encarga misiones difíciles e importantes.

Llevaba el nombre de la Justicia y era su diosa.

Desde el principio tuvo templos en los que se hacían predicciones.

Predecía el porvenir no sólo a los mortales sino también a los dioses.

En el Monte Parnaso tuvo un oráculo que compartía con la Tierra y más tarde lo cedió a Apolo de Delfos.

Sus atributos eran los de la justicia: la Balanza y la Espada, o un haz de hachas rodeado de varas ("fascio"), símbolo de autoridad entre los romanos.

Otro de sus atributos era una mano que sostenía un cetro.

Una venda cubría sus ojos, demostrando con ello su imparcialidad.


Es de esperar que la presencia de esta deidad  de la antigüedad, de verdad, aproxime a los abogados hacia el valor JUSTICIA y los saque de las prácticas tan subalternas y oprobiosas que los han desfigurados ante la sociedad.

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